sábado, 14 de julio de 2012

Isostar Desert Marathon: Objetivo FINISHER

No puedo aspirar a nada más que no sea ser finisher. Muchos mirarán el reloj para bajar de las 4h, de las 5h... Yo miraré el reloj para llegar a tiempo antes del cierre. Mi rotura de menisco no me ha permitido entrenar prácticamente NADA de run en los últimos meses y mucho menos para preparar una maratón de 45km por el Desierto de los Monegros. Para todos los participantes será la fiesta a todo el esfuerzo durante meses de entrenamiento... Para Sergi Labori será una tortura desde el km1. Ser finisher o no dependerá básicamente del estado de mi rodilla y de lo que quiera aguantar y del dolor que pueda soportar. Si sumamos el paisaje desértico, las altas temperaturas, la herida que tengo en el talón por culpa del portachip de la Marnatón y que iré solo todo el camino ya que nadie llevará mi ritmo de tortuguita lesionada... Harán de la Isostar Desert Marathon un jodido infierno :-) Daré todo lo que pueda y mi cabeza está preparada y mentalizada para lo que se avecina... Veremos si mi rodilla también. Los ánimos de mis compañeros de equipo y de mis amigos está siendo fundamental para animarme y no ir hundido al infierno. Por toda la confianza que la gente deposita en mí y está día a día pendiente de mí me veo obligado a terminar y dar aún más de lo que daría. Hay cosas que sin apoyo alguno creo que son imposibles de hacer y esta es una de ellas... Por suerte tengo el mejor apoyo del mundo y a gente de puta madre a mi alrededor que me motivan cada día más. Muchas gracias! Nos vemos en el desierto de los Monegros :-)

domingo, 1 de julio de 2012

Crónica I MARNATON eDreams Tossa - St Feliu 11km swim

El despertador sonó a las 5 de la mañana. Lo primero que hice fue salir al balcón a mirar el día que hacia: nublado a tope. Intenté desayunar lo máximo pero tenía el estomago cerrado por la hora y los nervios y fueron cuatro cereales contados los que pude comer. Al llegar al puerto de Sant Feliu de Guíxols los nervios y miedo se multiplicaban por mil: el agua dentro del puerto estaba movidita... ¿Cómo estaría fuera? Conseguí beber casi 1L de agua e Isostar y comer unos caramelos energéticos junto con una Biodramina para intentar no marearme. A las 7 salió el barco que nos llevaría hasta Tossa de Mar para empezar con la travesía. Mis miedos se confirmaban: mar de fondo con bastantes olas. El barco se movía de tal manera que conté algo más de 10 personas vomitando por la borda con unas caras blancas y unos sudores que daban miedo. En mi caso me mareé mucho pero no lo suficiente como para sacar todo lo que había bebido y comido. Fueron unos eternos 45 mins en barco en los que sólo pensaba en saltar al agua y rezar para que el mareo desapareciera. Llegamos sobre las 8 y poco a Tossa de Mar y tuvimos que esperar a que llegaran los kayaks para que dieran la salida. Saltamos del barco, nos dirigimos a la boya de salida y allí esperamos unos minutos a que llegaran. Sobre las 8:20 sonó la bocina de salida y empezaron las que serían hasta hoy las 5h más duras y sufridas de mi vida. Empezar una travesía de 11km mareado no era la mejor manera. El mar estaba revuelto pero aún se podía nadar con bastante comodidad. Se notaba que había mar de fondo y que lo teníamos en contra. Cogía como referencia montañas y acantilados y los pasaba muuuy lentamente. A medida que iba pasando las boyas y miraba los parciales en mi Polar RCX5 se confirmaban mis sensaciones: nadando a mi ritmo normal iba a prácticamente la mitad de la velocidad que voy normalmente con lo que a ese ritmo no llegaría a tiempo a la meta para poder clasificarme. Intenté no pensar en el tiempo y pensar en la boya siguiente, en el siguiente avituallamiento. Entre boya y boya había una triste separación de 500 y se hacían eternas... Avituallamientos cada 2.500m y tenía la sensación de nadar 4.000m para llegar a cada uno. En el primero no paré ya que sólo había nadado 2.500m y a parte del mareo que no se había marchado ni lo haría en toda la travesía me sentía muy bien. A medida que pasaban los minutos y se levantaba el día también lo hacía el mar. Cada vez había más y más olas y soplaba más el viento. Tenía que levantar mucho la cabeza para respirar y los brazos para intentar pasar por encima de la ola. Algunas veces podía, otras rompían en mi. Lo que tenía que ser una batalla contra mí mismo se convierto en una batalla de tres: yo contra yo y contra el mar. Llegué bastante bien de tiempo al segundo avituallamiento situado en los 5.000m en el que bebí 3 vasos de agua. A partir de ahí las condiciones se volvieron tan duras que fue una agonía hasta llegar a la meta: muy mareado, olas enormes, viento, corriente en contra... Un infierno pasado por agua. El soporte de los kayacs fue enorme y vital: siempre preguntando como estabas, acercándose por si quería apoyarme y descansar... De 10. Una vez pasado el tercer avituallamiento situado a los 7.500m en el que bebí agua y Aquarius pensé... ¡Ya está hecho! ¡“Sólo faltan 3.500m”! ¿Sólo? ¡Los cojones! Nadar 3.500m en esas condiciones eran como nadar 6.000m por lo menos. Las rocas que señalaban la curva para llegar a St Feliu nunca llegaban. Veía pasar la lancha de la Cruz Roja cargada con compañeros que habían abandonado pero a esas alturas no lo podía dejar. Había sufrido demasiado para llegar hasta allí. ¡Había demasiada gente que estaba pendiente de mí y que me apoyaba y animada durante estas semanas de entrenos y día a día! No me podía fallar ni a mí ni a los demás y no lo hice. Después de 5h nadando en unas condiciones extremas conseguí salir del agua y cruzar la línea de meta. Tenía ganas de llorar pero estaba demasiado mareado y me dolía todo de tal manera que no pude. Lo pasé muy mal pero allí estaba. ¡Ya estaba hecho! ¡Finisher una vez más! Agradecer a toda la gente que me anima constantemente y que confía en mí y en que puedo y podré acabar todos mis retos, sin vosotros no lo habría conseguido.